Niña tomando sopa en Centro de Desarrollo Infantil

Hace más de una década abrimos una pequeña puerta donde risas y abrazos se convertían en nuestro alimento diario, donde la esperanzas estaban intactas, al menos eso creíamos. Una puerta que nos llevó a un lugar mágico y encantador pero a la vez lleno de entornos difíciles.